Para nosotros, el Estrecho de Magallanes es siempre un punto de referencia: lo encontramos en el tour Patagonia y Tierra del Fuego viajando rumbo a Ushuaia, al recorrer la Ruta 40 y en diferentes etapas asociadas a la Tierra del Fuego.
Pero, ¿qué significa navegar, con las motos cargadas en el transbordador, donde se encuentran dos océanos?
Situado en territorio chileno, es el canal natural más importante que une el Océano Atlántico con el Pacífico y que hasta la construcción del Canal de Panamá representaba el único pasaje que evitaba el Cabo de Hornos. Toma su nombre del primer hombre que lo atravesó en 1520 – Fernando de Magallanes – durante su viaje de navegación de los mares del mundo.
Generalmente llegamos al Estrecho desde Torres del Paine directo a Punta Delgada, la etapa más breve y, bajo ciertos aspectos, más emocionante. En realidad, si bien técnicamente es un tramo sencillo, cruzar el Estrecho produce siempre una fuerte emoción, porque nos puede traer algunos imprevistos. Aunque el transbordador recorre 3 km de mar en unos veinte minutos, el fuerte viento patagónico constituye una barrera y es casi siempre motivo de pausas obligatorias de varias horas en el muelle. Sin embargo, una vez que llegamos a la otra parte, encontramos el hotel inmediatamente después de recorrer sólo 30 km.
La fuerte emoción de esta etapa se debe sobre todo porque atravesar el Estrecho en moto después de 3000 km de viaje, llegamos a la mística Tierra del Fuego. Una sensación de conquista que se acentúa con la atmósfera surrealista del lugar: el viento, la brisa marina que nos baña, los carteles que indican el “Final del Camino” y “Bienvenidos a la Tierra del Fuego”. Y es en ese preciso momento nuestros viajeros, del entusiasmo que los invade, improvisan una danza para celebrar juntos esta enorme conquista.
Sin embargo, lo que hace apasionante el cruce es también el contexto histórico del lugar: un ambiente construido por campesinos y marinos de los cuales aún se pueden ver vestigios. A poca distancia del punto de embarque es posible visitar la Estancia San Gregorio, las más grande y fructífera comunidad agrícola patagónica de fines del ochocientos y abandonada en los años 30. Es posible también acercarse al viejo barco Amadeo, encallado en la arena. Dos testigos del pasado que, no obstante las inclemencias del clima patagónico logran capturar nuestras miradas.
Cruzar el Estrecho de Magallanes representa una experiencia apasionante, para vivirla bajo todos sus aspectos: antes del embarque, en el descubrir una dimensión humana y social que ha caracterizado este territorio durante el mismo cruce, con el viento que nos acompaña, los delfines, el mar y luego con la llegada ala Tierra del Fuego, a esta tierra mágica.
En lo que se refiere al regreso, se trata de una etapa más larga, aproximadamente 5 horas de navegación tranquila y placentera desde Porvenir hasta Punta Arenas, ambas ciudades chilenas y que nos lleva directamente al punto de devolución de las motos y al final de nuestro viaje.