Después de la Navidad, inauguramos el 2018 con nuestro tour más solicitado y exclusivo: Patagonia y Tierra del Fuego de Año Nuevo.
Compartimos esta aventura con cinco australianos, un mexicano, un sueco y una pareja de italianos: Rodney, Steven, Richard, Ian, Ross, Charles, Alberto, Claudio y Laura. El 27 de Diciembre nos encontramos en Osorno para la entrega de motos: siete BMW R1200GS LC (de las cuales 2 ‘Adventure’) y una BMW F800GS Adventure. Todas anteriormente elegidas por nuestros clientes. Luego del briefing inicial, nos acomodamos para la cena de bienvenida y aprovechamos el momento para conocernos mejor y así nos preparamos para el inicio del tour el día siguiente.
El tour se abre paso entre las curvas del paso Cardenal Samoré (1.314 msnm) y a poca distancia de Osorno, la GS Adventure de Stephen presenta un problema técnico al ride by wire y queda inutilizable. Sin embargo, gracias a nuestra red de colaboradores y proveedores, sustituimos la moto con una Honda CRF1000L Africa Twin. Mientras esperamos que la moto llegue, disfrutamos de un café en la ribera del Lago Puyehue.
El circuito Llao Llao, bañado por una ligera lluvia nos deleita durante las primeras horas de la mañana y entre un mirador y otro, admiramos la majestuosa vegetación que rodea el lago Nahuel Huapi. La hermosa ruta, rica de curvas desciende hasta El Bolsón, adentrándose en el Parque Nacional de Los Alerces, donde inicia el camino de ripio. Las abundantes lluvias del último período dejaron el terreno cubierto de barro y nuestros pilotos se divierten y se exhiben frente a la cámara cuan pilotos de rally. Trevelín es la meta del día y es donde nos espera una cena tradicional argentina frente a la Cordillera de Los Andes.
La célebre Carretera Austral nos espera! Regresamos a Chile bordeando el río Futaleufú y admirando las cascadas, el fiordo, los bosques exuberantes, las paredes rocosas que nos rodean y saludando a los campesinos que habitan en el territorio.
Sin embargo, esta atmósfera mágica sufre un cambio brusco cuando llegamos a Villa Santa Lucía. Recientemente, un grave derrumbe causado por las intensas lluvias dejó al pueblo en una situación precaria. Recuerdo que, en el 2009 durante mi recorrido por Sudamérica pasé por este mismo lugar cuando luego de la erupción del volcán Chaitén me vi obligado a evacuar y dirigirme a Bariloche. En la profundidad de la noche, los habitantes me acogieron en sus casas y me ofrecieron de comer. Ahora, que paso junto al grupo por las mismas calles, el pueblo me parece irreconocible, cubierto de barro e inmerso en un silencio inquietante. Con un mix de estupor y tristeza, seguimos a través del bypass que las autoridades dispusieron un par de días antes, mientras los helicópteros de Carabineros ayudan en las actividades de socorro.
El asfalto nos lleva hasta Puyuhuapi. Estamos a 5 km del puerto y a 15 minutos de navegación del lodge más exclusivo del tour y al que se puede llegar solo en balsa. También en este punto, las obras de ampliación de la Carretera Austral ocasionan derrumbes y ralentizan nuestra marcha y al igual que en Villa Santa Lucía, las autoridades han dispuesto un transbordador que permite esquivar el derrumbe, pero la espera es larga y cuando las motos logran acceder, el vehículo de soporte queda fuera. Sin embargo, después de hablar con las personas responsables y explicar la situación logramos hacer que la camioneta pueda abordar y así todos juntos llegamos a nuestro destino sin inconvenientes.
Todos nuestros esfuerzos vienen debidamente pagados cuando llegamos al hotel y nos concedemos un merecido descanso en las piscinas termales con aguas a 38°C frente a un paisaje espectacular que adorna un hermoso arcoiris en el Pacífico. La exquisita cena a base de merluza y salmón apenas pescados coronan de la mejor forma este cuadro fantástico.
Cumplimos los primeros 1.000 km de viaje reparando el neumático trasero de la R1200 Gs de Ian que acaba de pinchar. Luego, seguimos a través de las curvas de la carretera donde las enormes hojas de Nalca invaden el sendero. Bajamos admirando la excepcional vista de glaciares y cascadas hasta llegar a Coyhaique en perfecto horario para prepararnos para la celebración de 2018.
El radiador de Richard presenta una grieta causada por una piedra, pero gracias a un poco de manualidad y el bi-componente el problema se resuelve antes del aperitivo que da inicio a la celebración. Las danzas clásicas y la cena gourmet anteceden la cuenta regresiva mientras disfrutamos del pisco sour. Algunos se conectan con sus familias para desearles un buen año y así el ambiente de celebración se prolonga hasta tarde.
Al día siguiente, como es lógico, nos despertamos mucho más tarde de lo normal para seguir con nuestro recorrido a través de la Carretera Austral rodeando el maravilloso lago General Carrera. La variedad de colores resulta indescriptible, las cimas nevadas de la cordillera se reflejan en el agua que las muestra entre el gris y el turquesa según como llega la intensidad de la luz del sol. La caravana se detiene primero en Puerto Río Tranquilo para almorzar frente a la ribera del lago; luego en Bertrand donde alojamos. Durante la cena, una manada de caballos corre sobre la ribera del lago Negro interponiéndose entre nuestras copas de vino y la vista de Los Andes a la puesta del sol.
Bajo un sol radiante que exalta la magnificencia de la región, subimos por la cordillera hasta la frontera. Nos dirigimos hacia el sur, el horizonte se aplana y se abre a la estepa y a la icónica Ruta 40, después de rodear el lago General Carrera. Es en este punto donde Rodney pierde el control de su moto causando la perforación del cubre válvulas. Cargamos la moto en el vehículo de soporte y llegamos a Chile Chico para evaluar la mejor solución. El grupo une sus fuerzas y al llegar a la estancia se empeña en los trabajos de reparación de la LC Adventure: limpieza de la parte dañada con alcohol y lija, bi-componente mezclado con una estructura hecha a mano (reciclada de una virutilla para lavar ollas) y la magistral dirección de Ian resuelven el problema.
La Ruta 40 resulta ser la prueba final para esta reparación y, con inmensa alegría, Rodney continñua su viaje sin ningún problema!
La estepa patagónica nos conquista con sus tonalidades ocra, naranjo y gris que se extienden hasta más allá del horizonte. Llenamos nuestros estanques en Bajo Caracoles, donde se encuentra la única estación de servicios disponible antes de entrar en un laborioso sendero de gravilla que nos conducirá hasta otra estancia verdaderamente mágica. A nuestra llegada, nos recibe una familia que vive en este lugar desde generaciones simplemente criando el ganado y dando alojo a turistas. Todo emana tradiciones: los animales que pastan, los tablones de madera que crujen a nuestro paso, pieles y lana en elaboración para su venta, vinos y cervezas típicas y el más auténtico “cordero al palo”: la cena es un verdadero triunfo de sabores y cantos andinos entonados por el padrón de casa Tonchi, que toca su guitarra acústica.
El día siguiente Richard, Charles, Claudio y Laura aprovechan del momento para la mantención de las motos para recorrer la estepa patagónica a caballo.
Una vez reanudada la marcha con dirección a El Calafate, almorzamos en la posada que se volvió famosa por hospedar a Butch Cassidy, Sundance Kid y Ethel Place, conocidos criminales en fuga del 1900. Icebergs en el lago Viedma y Argentino anuncian nuestra llegada a la ciudad: meta rica de atracciones nocturnas y restaurantes.
Es aquí que transcurriremos nuestro día de descanso. Mientras realizaremos una aguda revisión a las motos: líquidos, pastillas y neumáticos; el grupo es acompañado a un transfer con un guía local que los llevará a descubrir la famosa “catedral de hielo”: el glaciar Perito Moreno, donde pueden disfrutar de momentos de navegación y caminata.
Descubrir este lugar después de recorrer Sudamérica en moto por más de 2.000 kms ofrece al grupo una sensación de conquista incomparable a quienes llegan directamente en avión
El día siguiente regresamos a Chile para descubrir en moto la octava maravilla del mundo: el Parque Nacional Torres del Paine. El viento frío y las nubes que cubren las cimas no nos dejan disfrutar al pleno el panorama, pero la belleza del lugar no pasa inobservada. Después de una larga serie de paradas en los miradores frente a cascadas y lagos espléndidos, llegamos al hotel. El recibimiento acogedor nos hace olvidar rápidamente el inconveniente meteorológico, tanto que nos proponemos anticipar las alarmas para despertarnos al alba y regresar al parque.
Así, el día siguiente en el hall descubrimos que tomamos la mejor decisión: las torres de granito se ven perfectas y la madrugada nos regala un panorama sinigual. Con mucha satisfacción retomamos el programa y bajamos hasta Puerto Natales, la etapa más larga del viaje. Nos tomamos un poco más de tiempo para el desayuno con vista al mar y una visita al Amadeo, un histórico barco encallado en la playa San Gregorio. En Punta Delgada nos sentimos afortunados: las aguas están tranquilas y el transbordador zarpa puntual hacia Tierra del Fuego.
El próximo y último objetivo es llegar al “Fin del Mundo”.
La emoción de hacer nuestra entrada a Ushuaia, la ciudad más austral del mundo es digna de in momento épico que cada uno recordará durante toda la vida. En el Parque Nacional Lapataia tocamos con nuestras propias manos el letrero de “Bienvenidos al fin del mundo”. Esta imagen queda plasmada en una foto-recuerdo donde se pueden ver las enormes sonrisas que encarnan la realización de un sueño. Celebramos con una exquisita cena de mariscos, pescado fresco y centolla real, acompañados del sol alto en el cielo, aunque si son ya las 22:00. La posición centralísima del hotel, que guarda las motos hasta la tarde, permite que todos puedan disfrutar de un paseo a través de las hermosas calles de la ciudad, de la compra de regalos y recuerdos.
Posteriormente retomamos el rumbo norte hacia Río Grande para abreviar el tramo final y ofrecemos la última cena en esta ciudad, máximo tributo existente a los caídos de la “Guerra de las Malvinas”: isla que pertenece al Reino Unido, pero reclamada por Argentina y por la que combatieron en un crudo enfrentamiento militar en 1982.
Superada la aduana chilena manejamos a lo largo del Estrecho de Magallanes hasta llegar a Porvenir: el largo paso por Punta Arenas garantizará a todos un merecido descanso antes de entregar las motos y prepararnos para el vuelo de regreso al día siguiente.
La Patagonia es una tierra salvaje, llena de belleza y sorpresas. Durante este tour nos hemos enfrentado no solo con el clima impredecible, también tuvimos que batallar contra situaciones imprevistas que hicieron el viaje más difícil: cambios de viabilidad, inconvenientes a las motos y caídas que pusieron a la prueba a cada participante, sin embargo, la gran armonía del grupo hizo que esta aventura llegara con éxito a su fin.
El viaje fue excelente. Me siento feliz y honrado de haber guiado al grupo en esta experiencia hasta el “fin del mundo”. Espero reencontrarlos para vivir una nueva aventura en otro de los 70 países que componen nuestro repertorio!
“Aventura” es igual a inevitables imprevistos, es eso lo que la rende tal, la clave está en el saber garantizar siempre la solución. Quien viaja con Ride True ADV no elige el utópico infalible, sino al team más competente y a completa disposición.